Entrevista con Daniela Lomartti: directora de Anapoyesis

Esta entrevista a Daniela Lomartti, directora de la Revista Anapoyesis: literatura, arte y cultura, es la base sobre la que escribimos una reseña más completa acerca de esta importante publicación dedicada a la ciencia ficción en México y latinoamérica.

VER: Revista Anapoyesis: espacio para la ciencia ficción latinoamericana

Entrevista con Daniela Lomartti directora de la revista Anapoyesis:

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Foto: Instagram @Lomartti

1. Escuché el origen del nombre de la revista y su explicación, pero me quedé con la duda ¿Qué te impulsó personalmente a fundar una revista de ciencia ficción y no de cualquier otro género?

El nombre de la revista lo he tomado de un fabuloso cuento del escritor mexicano Salvador Elizondo contenido en su libro “Camera lucida” de 1983; a su vez este libro es un homenaje a otro gran teórico de la literatura, de la comunicación y de la ficción Roland Barthes, “La cámara lúcida. Notas sobre la fotografía” de 1980. En el relato “Anapoyesis”, Elizondo nos invita a pensar que pasaría en un mundo donde un físico hubiera inventado una máquina, que funciona a base de complejos sistemas termodinámicos, y fuera capaz de nivelar la energía de los versos de un poema, presuntamente inédito, del poeta francés Stéphane Mallarmé. En este sentido, el nombre de la revista se adecúa a nuestro propósito: quienes leen y releen los textos de cada número se animan por medio de la energía que extraen de ellos. De esa forma, queremos evitar que se desvanezcan en el olvido.

La motivación que me llevó a crear la revista reside, en primera instancia, por el gusto y el interés que he puesto desde hace tiempo en la ciencia ficción. Particularmente, recuerdo que, desde la primaria, mi primer acercamiento con la literatura fue a través de la lectura de los cuentos y fragmentos de obras más amplias que formaban parte de los libros de texto. Uno de estos fragmentos que leí era, precisamente, “La guerra de los mundos” de Herbert George Wells. Desde entonces, me fascinó el descubrimiento de que los seres humanos podemos crear mundos por medio de la imaginación, a partir de nuestro conocimiento y sobre los límites cosmológicos. Mucho más tarde, en la preparatoria, comencé a leer libros clásicos (y algunos no tan clásicos, aunque depende de la definición de lo clásico): “Solaris” y “El congreso de futurología” de Stanislaw Lem, “Heliópolis” de Ernst Jünger, recomendaciones de mi profesora de física y ahora amiga mía, “Frankenstein o el moderno Prometeo” de Mary Shelley,  “El hombre en el castillo” de Philip K. Dick, “Hacedor de estrellas” de William Olaf Stapledon, “Crónicas marcianas” y “Fahrenheit 451” de Ray Bradbury  y “Fundación” de Isaac Asimov.

En esta misma época, tuve mi primer acercamiento con las revistas literarias. Mismas que adquiría en mercados o por medio de intercambios con amigos. Durante ese tiempo, envié colaboraciones para participar en la edición (a pesar de que tenía escasos conocimientos en ello) y, naturalmente, fueron rechazadas. Pero eso no hizo que desistiera.

 El formato de las revistas literarias me sigue pareciendo increíble. No solo por su naturaleza versátil: la combinación entre textos de ficción y no ficción, arte visual, reseñas, poemas y ensayos, por ejemplo, me dio la oportunidad de saber que estimular la lectura tiene distintas vías. Considero que la producción cultural es una forma ingeniosa de intervenir en el mundo y las revistas expresan un valor singular en la esfera de los medios de comunicación. En este mismo sentido, las revistas literarias están hechas para un público determinado.

Ahora bien, me parece que la ciencia ficción ha sido considerada durante mucho tiempo como mero entretenimiento. Por fortuna, esto ha ido cambiando. Sin embargo, me pareció atractivo su carácter subversivo. Además, pienso que la ciencia ficción tiene un potencial reflexivo constituido de códigos que, digámoslo así, permanecen ocultos en las historias hasta el momento en que nos damos a la tarea de descifrarlos. La ciencia ficción nos enseña sobre distintos temas, ciencias (naturales y sociales) y disciplinas del conocimiento: la política, la historia, la filosofía, la matemática, la física, la paleontología, la cosmología, entre otras. Este carácter “pedagógico” de la ciencia ficción me resulta fascinante, pues no debemos ser expertas o expertos en dichos tópicos para apreciarlos y otorgarles un valor irremplazable.

Una de las primeras revistas mexicanas de ciencia ficción que leí fue “Alfa Eridiani”, Número 6, 2003, editada por José Joaquín Ramos de Francisco y Sergio Bayona Pérez. Allí conocí a figuras como Federico Schaffler. Este segundo descubrimiento derivó en mi búsqueda de los medios para producir la revista. Estaba convencida de que en México hacía falta más difusión y trabajo sobre la ciencia ficción. Lo comenté con Andrés Cerón, acordamos en que la revista sería digital, pues esto nos convenía mucho más en ese momento. Antes de esto, él y yo subimos regularmente contenido a una página de Facebook que llamamos “Lecturas dispersas en voz alta”, justamente este fue el primer “nacimiento» de la revista. Más precisamente, la propuesta de la Anapoyesis se estaba gestando desde entonces.

Fue muy grato para mí saber que, en México, y mucho antes de Anapoyesis, había otras revistas dedicadas a publicar textos de ficción especulativa. Esto significó que, si bien el trabajo sobre la ciencia ficción parecía abandonado, no lo era completamente y de algún modo también fue otro gran estímulo para continuar trabajando en el proyecto.

En suma, así fue cómo me surgió la idea de unir ambas pasiones en un solo proyecto: crear una revista de ciencia ficción independiente.

2. ¿Consideras que la audiencia mexicana está “preparada” para consumir ciencia ficción más allá de las plataformas mainstream? ¿Desde tu punto de vista hay un mercado potencial económicamente viable para que la ciencia ficción se desarrolle profesionalmente?

Considero que, como mencioné antes, el público al cual está dirigido el contenido de Anapoyesis es determinado. No creo que este público tenga relación con el fenómeno de masas. Es decir, si bien pienso que el interés y el gusto por la ciencia ficción en nuestro país no es escaso, sin embargo, el valor otorgado hacia el trabajo editorial que realizamos todavía es limitado. Y esto se debe, por supuesto, a distintos factores. En primer lugar, trabajar en una revista de ficción especulativa independiente e impresa en nuestro país es por sí mismo un acto de resistencia. Resistir ante la falta de apoyo de parte de instituciones del Estado o asociaciones ha significado idear estrategias de mercado cada vez más prácticas. Con esto último, me parece, puedo responder a la segunda cuestión: es posible que haya un mercado económicamente viable para la ciencia ficción en México, incluso para desarrollar estudios de forma profesional, pero esto depende de quiénes trabajamos en ello. Más precisamente, si no actualizamos las formas en cómo presentamos lo que producimos entonces no estamos entendiendo las necesidades y demandas del público potencial al cual nos conducimos.

Por ello, los medios digitales tienen, para mí, un carácter salvífico. De algún modo, el mundo digitalizado ha salvado nuestro proyecto y ha permitido llegar a distintas latitudes. Es una forma de “romper barreras desde dentro”, intentar comprender las dinámicas de venta en la actualidad y usar las herramientas tecnológicas para potenciar dichas ventas.

3. ¿Cuáles han sido los mayores obstáculos para producir y difundir la revista? También ¿Cuáles han sido sus mayores apoyos? (institucionales o no)

Los mayores obstáculos a los que nos hemos enfrentado se derivan de diversas cuestiones. Por un lado, Andrés Cerón y yo aprendimos a financiar las impresiones del tiraje de la revista y, por otra parte, el tiempo que dedicamos a la elaboración de un solo número exige una buena organización. Por mi parte, intento compaginar este trabajo de edición con otras actividades como los talleres de creación literaria y narrativa de ciencia ficción que imparto y mis responsabilidades académicas.

En mi caso, he enfrentado otros obstáculos desafortunados como la violencia de género. Lo cual me llevó a implementar normas editoriales que no toleran ningún tipo de abuso.

Ahora bien, hasta el momento no hemos recibido apoyo de las instituciones del Estado ni de otro tipo de asociaciones, pero lo que nos permitió financiar parte de las impresiones fue la beca que recibí durante la maestría.

Posteriormente, la Universidad del Estado de la Ciénega de Michoacán, UCEMICH, nos cubrió los viáticos y el hospedaje para llevar a cabo en sus instalaciones la presentación de nuestro último número publicado “Guerra” e impartí una breve edición del taller “Explorando los mundos posibles de la ciencia ficción”, el pasado 24 de mayo de este año. Lo cual nos sigue impulsando para continuar el camino. Esperamos tener más oportunidades como esta para dar a conocer nuestro proyecto editorial.

4. ¿Cuáles son los temas más recurrentes entre las autoras y autores que editas y revisas cotidianamente para publicar? ¿Consideras que hay un “estilo” o “espíritu de la época” entre escritoras (es) de Latinoamérica?

En principio, las convocatorias de Anapoyesis son temáticas, esto limita de alguna forma a las autoras y los autores que colaboran en los números. Sin embargo, dentro de esas mismas limitaciones hay subtemas diversos: van desde las Inteligencias Artificiales, que últimamente tiene gran auge, viajes en el tiempo, rupturas dimensionales, feminismo, críticas (duras) al neoliberalismo y a muchas formas de violencia, crítica política y el humor negro. Pienso que sí podría considerar que hay un “espíritu de la época”, (pero no al estilo hegeliano) de la ciencia ficción latinoamericana que se alimenta, principalmente, de un carácter crítico.

Esto es lo que más destacaría de las colaboraciones que hemos recibido: un potencial crítico que se despliega en historias de ficción, donde, por ejemplo, los viajes en el tiempo o las rupturas dimensionales son metáforas de las demandas sociales latentes en Latinoamérica. Los mundos alternativos que imaginan las autoras y los autores son el reflejo de su deseo de vivir en un mundo justo y de tener una vida de calidad.

5. En un mundo digitalizado y virtualizado ¿Por qué publicar una revista en formato impreso?

Considero que, en un mundo digitalizado y vertiginoso, como diría Lauro Zavala, es necesario un “anclaje” a dicho mundo. La red de redes, Internet, es amplia y dinámica. La información que podemos obtener sobre cualquier tema, y que cada vez se procesa a velocidades mayores, pierde su valor una vez que nos la apropiamos (aunque esto dure segundos). No sucede lo mismo con los objetos tangibles: estos obtienen su valor de la experiencia que construimos con ellos. Es todavía más duradera si se trata de una experiencia estética, citando al filósofo Theodor W. Adorno. Por ello, de alguna manera, el libro y la revista físicos son una especie de anclaje al mundo.

De este modo, pienso que el valor que le otorgamos a la revista impresa es mayor y es directamente proporcional a la experiencia que creamos con ella. Además, es una manera de hacer presencia en el medio.

6. ¿Cuál es el futuro de la revista? ¿Hasta dónde quieren llevar este proyecto (idealmente)?

Hasta ahora, nos hemos enfocado en publicar textos en el idioma español. Lo cual nos ha funcionado bastante bien porque desde nuestro primer número, “Futuro”, comenzamos a publicar a autoras y autores extranjeros, de diversas partes de Latinoamérica principalmente. No obstante, quiero expandir el público al cual va dirigida Anapoyesis y, para lograrlo, es necesario ampliar el lenguaje. Por ello, considero que hacer publicaciones bilingües, español e inglés, serán nuestros próximos objetivos.

Muy pronto daremos a conocer al cuento ganador y a las menciones honoríficas del Primer Premio Internacional de Ciencia Ficción “Construcción de Universos Posibles” que organizamos a iniciamos de este año. El premio para el autor o autora del cuento ganador, además de la publicación de su obra, será una animación de su texto. Con ello, buscamos incursionar en el cine y en las artes audiovisuales.

Finalmente, Andrés Cerón y yo queremos formar un sello editorial independiente. Justamente, hace un par de meses comenzamos con los trámites y, muy probablemente, a finales de este año anunciaremos a través de nuestras redes sociales los libros que publicaremos.

En resumen, buscamos hacer de Anapoyesis un hogar para quienes aman a la ficción especulativa.


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