Un mundo nos vigila: breve historia del cine de extraterrestres en México

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Durante los años de la segunda guerra mundial, varios pilotos de combate reportaron haber visto extrañas luces que volaban cerca de sus aeronaves. Los “Foo Fighters” (nombre que los aviadores militares le dieron a estos objetos luminosos y que mucho tiempo después serviría de inspiración para
la banda liderada por Dave Grohl), se convirtieron en el primer suceso documentado sobre una supuesta intervención alienígena en nuestro planeta, más adelante el fenómeno extraterrestre explotó en el imaginario popular gracias a la literatura pulp y al supuesto accidente de una nave espacial ocurrido el 2 de Julio de 1947 en Roosevelt Nuevo México.

Todas estas especulaciones sobre visitantes de otros mundos, los constantes avances tecnológicos de la era atómica y la paranoia colectiva suscitada por la guerra fría, le dieron forma al cine de extraterrestres en los Estados Unidos, un subgénero de la ciencia ficción que nos mostraba, en su mayoría, los terribles escenarios de invasión, guerra y muerte que traería consigo el primer contacto con una civilización venida del espacio exterior.

Como una nada sútil referencia a la “amenaza comunista”, estas películas retrataban a los extraterrestres como unos conquistadores dotados de inteligencia destructiva, que a menudo procedían de planetas gobernados por un régimen totalitario y buscaban a toda costa esclavizar (o en ocasiones destruir) a toda la raza humana.

Breve historia del cine de extraterrestres en México

En México, los extraterrestres aterrizaron en el cine de una manera mucho menos hostil que en nuestro vecino del norte. En 1946 se estrenaría: El moderno barba azul una comedia de enredos en la que un astronauta (interpretado por el legendario comediante norteamericano Buster Keaton) era confundido con un ser de otra galaxia después de aterrizar en un remoto pueblo mexicano. Esta
película se puede considerar como el primer acercamiento del cine nacional a la ciencia ficción, las naves espaciales y los alienígenas. Siguiendo la estela de El moderno Barba Azul, en 1956 llegó Platillos Voladores nuevamente una comedia de enredos pero esta vez aderezada con un toque musical que nos contaba la historia de una simpática pareja interpretada por Adalberto Martinez
«Resortes» y Evangelina Elizondo, quienes después de varias situaciones chuscas se veían forzados a hacerse pasar por visitantes del planeta Marte.

Para 1960, los invasores comenzaron a mostrar su faceta más amenazante en La nave de los monstruos, una comedia ranchera/película de terror y ciencia ficción en la que Eulalio Gonzalez Piporro le hacía frente a una invasión de sanguinarios monstruos alienígenas comandados por las exploradoras espaciales Beta (Lorena Velazquez) y Gama (Ana Bertha Lepe). En esta película se sentaron las bases de una figura que se repetiría constantemente en el cine de extraterres mexicano: la
femme fatale espacial, se trataba de una mujer atractiva y malvada que por diversos motivos (unos mas absurdos que otros) tenía que capturar, asesinar o seducir a hombres terricolas.

A mediados de los sesenta, se estrenó: Gigantes planetarios, una ambiciosa space opera protagonizada por Rogelio Guerra, Adriana Roel y Guillermo Murray. En está ocasión los papeles de la invasión estaban invertidos; ya que eran un grupo de astronautas terrestres los que se estrellaban en un lejano planeta gobernado por un tiránico emperador espacial.

En pleno auge del cine de luchadores, Santo, el enmascarado de plata entraría a la pelea con Santo vs. la invasión de los marcianos (1967). En esta cinta el planeta rojo enviaba un pequeño grupo de sus mejores guerreros a la tierra con el fin de conquistarlo todo, pero por supuesto ninguno era rival para las habilidades luchisticas del héroe enmascarado. Posteriormente el máximo rival del Santo en el ring, Blue Demon protagonizó: Blue Demon vs las invasoras (1979) en esta aventura el demonio azul tenía que derrotar a un grupo de amazonas espaciales que necesitaban raptar a los hombres de la tierra para repoblar su planeta.

Con el pasar de los años y al llegar la decadencia de la época de oro del cine mexicano, fue cada vez más difícil producir cintas de ciencia ficción y en general de cualquier género que implicara el uso de costosos efectos especiales. En 1971 se estrenaría: Invasión Siniestra una película de culto protagonizada por Boris Karloff y el cantante Enrique Guzmán que mezclaba el horror gótico con la
temática extraterrestre, sin embargo al tener varios problemas durante su producción y distribución fue casi imposible de ver hasta varias décadas después de su estreno. «Resortes” regresaría al mundo alienígena con El futbolista fenómeno de 1979 donde los marcianos convertían a un vendedor de
cerveza en una estrella internacional del fútbol.

Llegada la década de los noventa se estrenó Dos nacos en el planeta de las mujeres una película escrita, dirigida y protagonizada por Alberto Rojas “El caballo” y cuyo mayor mérito es haber utilizado los decorados y el vestuario original de la fracasada primera adaptación de Dune. En 1996 se buscó aprovechar el resurgimiento mediático de los extraterrestres en la cultura popular y se lanzó directo a video: El chupacabras una cinta estelarizada por el actor de acción mexicano Jorge Reynoso. Buscando capitalizar la popular leyenda del chupacabras esta película resalta por sus malas actuaciones, humor involuntario, pésimos efectos especiales y por ser un plagio de Depredador estrenada varios años antes.

Al llegar al nuevo milenio, existió entre el público un renovado interés por el cine mexicano. Este resurgir de la industria nacional permitió que los extraterrestres regresaran al cine de una manera mucho más digna que en la década pasada. En 2016 se estrenó la película 1974 (conocida también como “La posesión de Altair”) vemos un metraje encontrado en el que la aparente y típica historia de
exorcismos se convierte en un escalofriante relato de contacto extraterrestre. Ese mismo año llegó a los cines: La región salvaje, una cinta de horror cósmico en la que una indescriptible criatura alienígena aterriza en alguna región rural de nuestro país provocando locura y deseo carnal entre sus habitantes.

Una tradición poco explorada

Ya sea como malvados luchadores intergalácticos, bailarines de chachachá, criaturas amorfas o dominatrix espaciales, los extraterrestres han estado presentes en el desarrollo del cine de ciencia ficción mexicana. Todas estas historias llenas de fantasía, mucha imaginación y en ocasiones muy poco presupuesto nos han hecho maravillarnos y al mismo tiempo asustarnos con las cosas que nos aguardan en la frialdad de los confines del universo. Tal vez y solo tal vez, en algún planeta distante hay alguien imaginando historias sobre un mundo azul poblado con una especie malvada de simios lampiños a los que llaman humanos.

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